El Poder Vegano de Decir ¡NO!

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Jordi Casamitjana, autor del libro “Ethical Vegan”, explora el poder de la palabra “NO” en la filosofía del veganismo, el estilo de vida que generó y el movimiento sociopolítico transformador que surgió 

Era lo que más me gustaba hacer.

Cuando a principios de 2002 me convertí en vegano ético, mi vida se volvió muy emocionante. Me sentí tan bien después de haberme librado de mis disonancias cognitivas más obvias (ya sabes, aquellas que me hacían trabajar en la protección de animales mientras, al mismo tiempo, consumía productos derivados de animales) y finalmente alinear mi comportamiento con mis principios. Me sentí tan saludable al eliminar los alimentos de origen animal de mi dieta y darme cuenta de que mi cuerpo no los anhelaba, sino que estaba feliz de obtener plantas y hongos en su lugar. Me sentí muy bien de ser parte del movimiento vegano que podría ayudar significativamente a resolver todos los problemas globales que tanto me preocupaban. 

Sin embargo, lo mejor de todo fue que me sentí empoderado. Sentí, en mis huesos, una energía completamente nueva para luchar por los necesitados y desviar las “fuerzas negras” del carnismo que intentaban descarrilarme, silenciarme y controlarme. Es por eso que una de mis cosas favoritas durante los primeros meses de ser vegano fue rechazar los productos que la sociedad estaba tratando de hacerme comprar y consumir.

Esos primeros meses solía ir a tiendas y supermercados, y cogia productos que ya sabía que no eran aptos para personas veganas, solo para poder rechazarlos en ese momento. Me detenía a leer la etiqueta de ingredientes, esperando pacientemente a encontrar los “huevos”, la “leche”, la “miel”, el “suero” o la “gelatina” que ya sabía que estaban allí, y luego, como si los acabara de descubrir en ese momento, decía en voz alta “NO”, y volvía a poner el producto en el estante de donde lo había tomado,  rechazándolo con todo mi corazón.

Hacer esto una y otra vez a través del supermercado me dio una extraña sensación de haber recuperado el poder que la sociedad me había negado cuando fui adoctrinado en el carnismo desde la infancia. Finalmente me liberé de ese adoctrinamiento, y la prueba fue lo fácil que me resultó rechazar todos estos productos de origen animal, a pesar de todos los millones que las marcas que los vendían habían gastado en diseñadores, comercializadores y anunciantes. Tal era el poder de la palabra NO.

Quiero detenerme un poco más en esta palabra porque me he dado cuenta de que algunas personas veganas y pre-veganas le tienen un poco de miedo y no quieren usarla mucho, comprando la narrativa exagerada de marketing y comunicaciones de que siempre debemos ser “positivos”. Si eres una de ellas, quizás este artículo te va a interesar.

Movimientos sociales que dicen NO al statu quo

shutterstock_2313784617 – Enough is Enough Protest in Toronto – 05-03-2023

Nunca sentí su poder más que el 15 de febrero de 2003. Ese día, me uní a un millón de personas en Londres en la marcha de la Coalición Stop the War,  que se proclamó como la manifestación política más grande en la historia de la ciudad. Esto fue parte de un día coordinado de protestas realizado en todo el mundo en el que la gente en más de 600 ciudades expresó su oposición a la guerra de Irak. En mi camino hacia allí, vi a muchas personas con pancartas con una simple palabra: ¡NO! En un momento dado, llegué al Támesis y me uní a los muchos manifestantes que estaban allí, que ya estaban apretados, coreando consignas y ondeando pancartas. Después de unos minutos con la marcha avanzando lentamente, pude escuchar gritos fuertes provenientes de la parte de atrás que llegaron gradualmente a nuestra ubicación. Cientos de miles de personas estaban gritando ¡¡NO, NO, NO!! Me uní a ellas y el mundo tembló. 

No pude contener las lágrimas. El poder de tal palabra era tan palpable, que me abrumó. Cómo una palabra tan simple pero fuerte podía mover a la gente a sacudir el mundo era algo que podía experimentar vívidamente en mi carne tanto como en mi mente. Las cortas pero profundas vibraciones de tal negación vocal recorrieron mi cuerpo como si yo fuera solo una brizna de hierba en un prado ventoso. 

El poder de decir “NO” ha sido una fuerza impulsora en muchas de las revoluciones más importantes del mundo, donde se rechazaron colectivamente los sistemas opresivos, las prácticas injustas o la dominación extranjera. Por ejemplo, la Revolución Americana (1775-1783) fue una movilización social y militar para decir NO al dominio colonial británico y a los impuestos sin representación. La Revolución Francesa (1789-1799) dijo NO a la monarquía, a los privilegios feudales y a la desigualdad económica. La Revolución Haitiana (1791-1804) dijo NO a la esclavitud y al dominio colonial francés. El Movimiento por el Sufragio Femenino (finales del siglo XIX y principios del XX) dijo NO a la negación del derecho al voto de las mujeres y a la exclusión de la participación política. El Movimiento de Independencia de la India (1857-1947) dijo NO al dominio colonial británico. La Revolución Rusa (1917-1923) dijo NO a la autocracia zarista y a la explotación capitalista. La Guerra de Independencia irlandesa (1919-1921) dijo NO al dominio británico en Irlanda. La Revolución Nacional Indonesia (1945-1949) dijo NO al dominio colonial holandés y a la ocupación japonesa. La Revolución Cubana (1953-1959) dijo NO a la dictadura y a la desigualdad económica respaldadas por Estados Unidos. La Revolución Iraní (1979) dijo NO al gobierno autocrático del Sha y a la influencia occidental. El Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos (1950-1960) dijo NO a la segregación racial, a las leyes de Jim Crow y al racismo institucional. La Revolución de Terciopelo (1989) dijo NO al gobierno comunista de partido único en Checoslovaquia. La Primavera Árabe (2010-2012) dijo NO a los regímenes autoritarios y a la corrupción en Oriente Medio y el norte de África. El Movimiento #MeToo (2017-presente) está diciendo NO al acoso y la agresión sexual (No significa NO).

Ha habido movimientos sociopolíticos que tal vez aún no hayan llevado a revoluciones exitosas, pero que también se basaron en decir NO a algo, sin concesiones. La Revolución Verde en Alemania (1970-1980) dijo NO a la energía nuclear, a la contaminación y a la degradación ambiental. El Movimiento Chipko (1973) dijo NO a la deforestación y a la explotación de los recursos naturales en la India. Las protestas de Standing Rock (2016) dijeron NO al oleoducto Dakota Access y a la degradación ambiental de las tierras sagradas de los nativos americanos. El Movimiento Anti-Balleneros (1970- actualidad) ha estado diciendo NO a la caza comercial de ballenas y a la matanza de cetáceos. El movimiento anti-caza británico (1970- actualidad) ha estado diciendo NO a la caza de animales salvajes con perros por deporte. El movimiento antitaurino (1910-actualidad) viene diciendo NO a la tauromaquia y al maltrato de los toros en espectáculos y fiestas culturales.

Cada vez que las personas luchaban para tratar de mejorar el mundo, usaban la palabra NO como el pegamento que las unía para cambiar lo que estaba mal. Palabra que unifica como ninguna otra.

El veganismo como movimiento sociopolítico transformador

shutterstock_708378697 – NEW YORK CITY – SEPTEMBER 2 2017: More than 1000 animal rights activists gathered for a rally & march for animal rights in Manhattan

A lo largo de la historia, los efectos de la palabra NO han sido notables. Para bien o para mal, esta palabra ha cambiado profundamente la sociedad en muchas partes del mundo porque quizás es muy antigua y primitiva. Podría ser que esta sea la primera palabra que los humanos piensan antes de haber aprendido a hablar, al mover la cabeza hacia un lado después de que sus madres les ofrecieran comida no deseada cuando aún eran bebés. 

Ser capaz de rechazar algo que no queremos es una habilidad muy primitiva que comenzó con la aparición de los primeros seres sintientes que tenían un sistema nervioso que les permitió elegir. Probablemente, los primeros pensamientos sintientes fueron “NO” y “SÍ”, y me atrevería a decir que el primero precedió al segundo. Por lo tanto, verbalizar el NO es una forma muy antigua de comunicarse, por lo que cuando todos nos sincronizamos para expresarlo sobre los mismos temas, esto puede crear un efecto exponencial que puede impulsar un cambio político y social revolucionario.  

El veganismo es ahora un movimiento sociopolítico transformador, por lo que debe usar esta palabra para cambiar el mundo. Desde que se creó la Vegan Society en 1944, esto es lo que hemos estado haciendo. Hemos estado diciendo NO a dañar a otros seres sintientes por cualquier razón. Hemos estado diciendo NO a la explotación de cualquier vida sintiente. Hemos estado diciendo NO al especismo y a la opresión de los animales de cualquier clase, familia, especie, raza, población o grupo. Hemos estado diciendo NO al adoctrinamiento del carnismo y sus efectos devastadores. Hemos estado diciendo NO a las sociedades patriarcales abusivas que oprimen a las víctimas marginadas de cualquier comunidad, raza o especie. Hemos estado diciendo NO a la violación de los derechos de los animales no humanos y a la tolerancia de la crueldad. Hemos estado diciendo NO a la destrucción de los hábitats y hogares de cualquier criatura en todo el mundo. Hemos estado diciendo NO a la presencia de productos animales en cualquier alimento, ropa, accesorios de moda, muebles, medicamentos, cosméticos, productos para el hogar y actividades. Hemos estado diciendo NO a la carne, la leche, los huevos y la miel cuando se nos ofrece comida.

La palabra NO puede mover a las masas y cambiar el mundo, así que es una palabra que debemos usar con orgullo y determinación. El movimiento vegano debe decir NO al actual statu quo social y político, que es un mundo diseñado por carnistas para oprimir y explotar a los demás. Si todos decimos NO juntos, podríamos salvar el mundo.

Un estilo de vida positivo diciendo NO

shutterstock_2477534229 – Vegan person showing a stop sign with his palm while he carries a bag full of groceries from local farmers market. Young adult restricting the access, expressing rejection in studio. Camera B.

El veganismo es uno de esos “ismos” que tiene el privilegio de tener una definición oficial, ya que la palabra vegan fue creada en Inglaterra en 1944 por la Vegan Society, que pasó varias décadas perfeccionando la definición de veganismo. Ahora, desde 1988, tenemos la versión oficial finalizada:

“El veganismo es una filosofía y una forma de vida que busca excluir, en la medida de lo posible y practicable, todas las formas de explotación y crueldad hacia los animales para la alimentación, la vestimenta o cualquier otro propósito; y, por extensión, promueve el desarrollo y uso de alternativas libres de animales en beneficio de los animales, los seres humanos y el medio ambiente. En términos dietéticos, denota la práctica de prescindir de todos los productos derivados total o parcialmente de animales”.

El concepto NO está grabado en esta definición, aunque en una forma mas sofisticada: “busca excluir”. Esta es otra forma de decir “rechazar”, “estar en contra” o, esencialmente, “decir NO a” algo. Este es el verbo más importante de la definición, ya que abarca la mayor parte de ella. De los dos verbos restantes, “promueve” y “dispensa”, este último también podría verse como una expresión de decir NO, en la forma de “usar sin” o “deshacerse de”. Además, aunque la definición dice que el veganismo “promueve” el desarrollo y el uso de alternativas libres de animales (un verbo positivo más cercano a “SÍ”), los elementos a promover tienen en sí mismos otro NO incrustado en ellos, ya que libre de animales es otro término que significa “sin animales” o “SIN ingredientes animales”. Entonces, como podemos ver, el veganismo no toma la forma de una filosofía “positiva” que sugiera a las personas lo que deben hacer para seguirla, sino de una filosofía “negativa” que sugiera lo que NO deben hacer: participar de cualquier manera en cualquier forma de explotación y crueldad hacia los animales (humanos o de otro tipo).

Eso está bien. No hay nada de malo en ser “negativo”. No hay nada de malo en basar una filosofía en NO hacer algo. No hay nada de malo en basar un sistema ético en mostrar lo que no es aceptable o no es moral. Este es, de hecho, un sistema mucho más efectivo que uno basado en un SÍ “positivo”, porque al enfocarse en el NO permite que las personas tengan la libertad de comportarse de la manera que quieran, siempre y cuando no rompan reglas básicas muy simples. El uso de principios negativos es una forma mucho más igualitaria, democrática y libertaria de guiar el comportamiento de las personas de una manera respetuosa pero tolerante, por lo que no debemos desanimarnos por ver más “negatividad” que “positividad” en cualquier ideología, filosofía o marco moral. Por el contrario, esto es un signo de no ser demasiado draconiano, idealista, poco realista o restrictivo.

Imagínate lo contrario. Imagina una filosofía que te dicta lo que debes hacer exactamente en todo momento y en todas las situaciones. Una que enumere todos los comportamientos que debes hacer. Imagina una ideología que te diga que debes comer carne todos los días, que debes consumir huevos para estar saludable y que debes beber leche para tener calcio. O que solo debes usar medicamentos que hayan sido probados en animales, que debes usar ropa hecha de lana o cuero, que debes matar animales silvestres para disfrutar de un día en el campo. Esa ideología sí existe, y se llama carnismo, que podría definirse como “La ideología predominante que, basada en la noción de supremacía y dominio, condiciona a las personas a explotar a otros seres sintientes para cualquier propósito, y a participar en cualquier trato cruel de animales no humanos. En términos dietéticos, denota la práctica de consumir productos derivados total o parcialmente de animales no humanos culturalmente seleccionados”.

El veganismo es decir NO al carnismo

Statue representing ahimsa (C)Jordi Casamitjana (Image produced by Midjourney)

El veganismo es lo opuesto al carnismo, y por lo tanto su definición refleja la negación de los axiomas del carnismo. Axiomas son declaraciones de convicción que definen una filosofía, los principios que los seguidores de dicha filosofía creen que son verdaderos independientemente de la evidencia existente. En el caso del carnismo, los axiomas principales son: “1) la violencia contra otros seres sintientes es inevitable para sobrevivir; 2) nosotros somos los seres superiores, y todos los demás seres están en una jerarquía por debajo de nosotros; 3) la explotación de otros seres sintientes y nuestro dominio sobre ellos son necesarios para prosperar; 4) debemos tratar a los demás de manera diferente dependiendo de qué tipos de seres son y cómo queremos usarlos; y 5) cada uno debe ser libre de hacer lo que quiera”. 

Los axiomas del veganismo reflejan la palabra NO en el sentido de que rechazan todos los axiomas del carnismo. Los axiomas principales del veganismo son:

  1. EL PRIMER AXIOMA DEL VEGANISMO: EL AXIOMA DE AHIMSA: “Tratar de no dañar a nadie es la base moral”
  2. EL SEGUNDO AXIOMA DEL VEGANISMO: EL AXIOMA DE LA SINTIENCIA ANIMAL: “Todos los miembros del Reino Animal deben ser considerados seres sintientes”
  3. EL TERCER AXIOMA DEL VEGANISMO: EL AXIOMA DE LA ANT-IEXPLOTACIÓN: “Toda explotación de seres sintientes les perjudica”
  4. EL CUARTO AXIOMA DEL VEGANISMO: EL AXIOMA DEL ANTIESPECISMO: “No discriminar a nadie es el camino ético correcto”
  5. EL QUINTO AXIOMA DEL VEGANISMO: EL AXIOMA DE LA VICARIOSIDAD: “El daño indirecto a un ser sensible causado por otra persona sigue siendo un daño que debemos tratar de evitar”

Como se puede ver, se nota la presencia de la palabra NO: “no dañar”, “no discriminar”, “evitar” y “anti”.  El axioma más importante de la filosofía proviene de la antigua palabra sánscrita Ahimsa que significa “NO hacer daño” o “NO violencia”, y este es también un principio importante de muchas religiones, como el hinduismo, el budismo y el jainismo (en esta última religión antigua, este concepto a menudo se representa con una mano extendida con la palma hacia arriba como si dijera “alto”). Por lo tanto, ahimsa es en gran medida una forma elevada y erudita de decir NO.  

El poder del veganismo como filosofía proviene del poder de la palabra NO, que permite a quienes la siguen rechazar los productos animales y excluir todas las formas de explotación de animales. La palabra que permite a las personas veganas no hacerse daño a sí mismas, a otros seres humanos, a otros seres sintientes y al medio ambiente. La palabra que les da el poder de desafiar al sistema que constantemente les dice que hagan cosas malas. 

El día que te conviertes en una persona vegana es el día en que comienzas a usar la palabra NO para hacer el bien. No te avergüences de usarla, porque una persona vegana en un mundo carnista debe usarla todos los días. Esto no te convierte en una persona negativa o pesimista. Esto te convierte en una persona ética y moral. Una persona que no se queda impasible ante la injusticia. Una persona que se rebela contra la complacencia y la indiferencia. Una persona con integridad y decencia. Decir NO a las cosas malas es algo positivo.

¡NO a la explotación y la opresión!

NO.

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